Hojos que no ven, corazón que no se siente.
Soy un fan convencido de la ortografía singular que sirve como excusa inexcusable.
Aunque quizás
debería decir aparato digestivo o más allá aun de aquellos vientos.
Soy un inmoral con t intercalada entre la erre y la a.
Un intemporal arrasador en su sordera tan comunicativa con ayer tan de mañana. Tan tempranera,
amarilla, como la calculeada llamémosle amistad
con final desencantante.